Aragüés del Puerto - Isaba.

19 de agosto 2008. Salimos temprano, andando, cuesta arriba, por un sendero impracticable. En la subida Miguel nota algo raro en sus zapatillas Adidas de dos meses compradas en el Forum de Oviedo, las suelas se están soltando, aunque de momento aguantan. (Foto 27: salida de Aragüés del Puerto tirando de la bicicleta).
El día anterior nos extrañábamos de no ver a nadie de la transpirenaica por el pueblo, y más teniendo en cuenta que era tan pequeño. Era claro el por qué, la ruta entre Aragües del Puerto y Hecho es de una dureza brutal, transcurriendo en su mayoría por senderos poco marcados y muy rotos. Al día siguiente nos enteremos que normalmente la gente optaba por hacer este tramo por carretera. Nosotros, pese a su dureza, recomendamos hacerlo, puesto que la bajada hasta Urdués es realmente espectacular. Con tantos saltos, baches, escalones y piedras se me desmontó el porta bultos. Cambio de tuercas y a seguir. Llegamos a Hecho a las 10:30 de la mañana con 20 Km en las piernas y el tramo más duro de la etapa del día ya realizado. (Foto 28: bajada de Urdués).

Visitamos el pueblo, impresionante, y desayunamos en la plaza de la Iglesia mientras Miguel arreglaba las zapatillas con Loctite y cinta americana. Aquí nos cobraron 3,40 euros por dos colocaos (estos precios no los cobran ni en plena calle Uría) acompañados por unos triángulos de chocolate que compramos en un horno de pan cercano. 1,10 euros por dos auténticos manjares.
(Foto 29: Hecho).
En la mesa de al lado, un padre y su hijo se interesaron por el viaje que estábamos haciendo, y resultó que nos los fuimos encontrando a lo largo de toda la jornada hasta Isaba.
Nos pusimos en marcha a las 12:30 h. acompañados por un milano real. En la subida al puerto de Ansó empezaron los problemas, que se acrecientan en la bajada al pueblo de Ansó: (Foto 30: descenso hacia Ansó).

1.- Pinchazo en la rueda delantera de Miguel. Se desinfla y vuelve a inflar durante varias veces a lo largo de la jornada.
2.- El transportín de Miguel vuelve a dar problemas. Esta vez optamos por cambiar el sistema de apoyo, haciéndolo directamente sobre el cuadro. Parece mucho más rígido.
3.- Innumerables pinchazos tanto en la rueda delantera como la trasera. Acabamos el día de los nervios y con dos parches, pero sin pegamento.

Pusimos nuestras esperanzas en llegar a Zuriza, un pueblo que al final sólo era un camping, eso sí, en un sitio realmente espectacular, prácticamente en el límite con Navarra. El tramo entre Ansó y Zuriza es por carretera, picando levemente hacia arriba siguiendo el curso del río, pero los constantes pinchazos y el agobio por llegar a tiempo para intentar comprar parches o cámaras no nos permitió disfrutar de los paisajes del Parque Natural de los Valles Occidentales. Asociamos ideas, camping, campistas, bicicletas, seguro que en la tienda del camping venden parches o cámaras, pues no, ni eso ni coca colas. No se si fue por la desesperación o por despistarme con un cachorro de perro que andaba por allí, tuve la caída tonta del día. En parado di una vuelta sobre mi mismo. (Foto 31: arreglando uno de los pinchazos entre Ansó y Zuriza).

Desde el puerto de los Navarros nos quedaban apenas 10 km para llegar a Isaba, fin de etapa, ya en la vertiente Navarra. El descenso era por pistas y senderos, pero la hora, y nuestra disposición, hicieron que bajáramos por carretera. En la bajada del puerto, cerrada por obras de asfaltado casi nos lleva por delante una kangoo de la obra, que subía en plan tramo de rally. Hemos de reseñar que el chico de la señal nos permitió bajar. (Foto 32: Puerto delos navarros, límite con la comunidad foral).

Jordi dice de Isaba que es una localidad con todos los servicios, pero evidentemente, como en casi todo el resto de la transpirenaica no te venden en ningún sitio los deseados parches y cámaras. Unos comerciantes de la localidad nos remitían a los otros, pasamos por un puesto de chuches, por el del taller mecánico, por una tienda de productos de la tierra,…, al final en uno de los supermercados nos dijeron que se los fuéramos a pedir a la Guardia Civil. Que te digan eso en una zona tan aberchale como esta puede sonar mal, y ante la cara de extrañeza pidieron disculpas, aclarando que uno de los guardias civiles del destacamento era ciclista semiprofesional. Nos acercamos a la casa cuartel, y cómo no, atentamente un guardia civil nos regaló dos cámaras de válvula fina y nos recomendó para dormir un tendejón cercano, que al final de la noche no encontramos. Con la tranquilidad que daba aquel trofeo en las manos nos pareció el cielo abierto y decidimos reparar las ruedas a la mañana siguiente. (Foto 33: Ansó, localización de un posible sitio donde pernoctar).
Fuimos a cenar a un bar recomendado por el chico de la señal del puerto de los navarros, donde cenamos el menú. Nos tocó el segundo turno de cenas, por lo que acabamos muy tarde, eso sí, después de dar buena cuenta de un merecido pacharán.

Se nota que los vascos son distintos, o al menos, fue en este pueblo donde empezaron a valorar nuestra gesta. Fueron muchos los que nos preguntaron por lo que estábamos haciendo, a donde íbamos, cuantos km hacíamos al día, y nos daban ánimos para continuar.

Buscamos el tendejón del guardia civil, pero con noche cerrada fue imposible y acabamos vivaqueando en un prado junta a una serrería. Pese que a priori no era el sitio ideal dormimos a pierna suelta. (Foto 35: Vivac en Isaba).
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